21 de marzo de 2023

Luciano y su mamá - VI

 


Luciano y su mamá - VI

El sabor de la música

 
Luciano y su mamá recorrían los pasillos del supermercado haciendo las compras de alimentos para la semana. Ella leía cuidadosamente la etiqueta de un frasco de salsa de tomate cuando él le preguntó:
—Má, ¿la música tiene gusto?
—¿Cómo si tiene gusto, Luciano? —dijo la mamá, dejando el frasco otra vez en el estante.
—Sí, digo si tiene sabor.
—No lo creo. La música se escucha con los oídos. Y el sentido del oído es distinto del sentido del gusto —mientras decía esto, la mamá empujaba el carrito metálico rumbo al sector de las frutas y las verduras.
—Ah, porque yo, cuando toco la flauta, le siento un gusto dulzón —Luciano asomaba la punta de la lengua entre los labios.
—Entonces, Lú, es la flauta la que tiene sabor, no la música.
—Yo pensaba que la flauta era música que andaba volando por el aire, que el fabricante de instrumentos la atrapaba y la moldeaba hasta darle esa forma alargada, y que cuando uno soplaba por los agujeritos la dejaba nuevamente en libertad.
—Hmm... puede ser —respondió la mamá—. Es una linda idea —agregó mientras ponía algunos tomates en una bolsa. Tenían el mismo brillo y color que el carro de bomberos de Luciano.
—Entonces, la flauta "es" música, mamá —dijo Luciano con determinación.
—Y, sí. De algún modo sí.
—¡Entonces la música sí tiene sabor! La de mi flauta tiene un gusto dulzón.
—Sin duda, Luciano —concluyó la mamá mientras marchaban rumbo a la caja.
—Bueno, má, cuando llegue a casa voy a tocar el tambor de lata para ver qué gusto tiene.
 
 
Douglas Wright
 
 

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