29 de mayo de 2011

Las palabras, las palabras...


Las palabras, las palabras,
hablan y hablan todo el tiempo;
me gusta cuando, de a ratos,
el que habla es el silencio.

Bocadito en broma


Yo me voy a la pileta
con mi ojota y con mi malla;
(la otra ojota se quedó
al lado de la toalla).

28 de mayo de 2011

Qué alegre está el día...


Qué alegre está el día,
el día de hoy;
hacia esa alegría:
allí es donde voy.

Qué alegre está el día,
el día de hoy;
en esa alegría:
¡allí es donde estoy!

27 de mayo de 2011

Yo voy en mi casa-barco...


Yo voy en mi casa-barco
donde la vida me lleve.
Navego en mi casa-barco:
¡y que llegue a donde llegue!

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26 de mayo de 2011

Las nubes siempre me avisan...


Las nubes siempre me avisan
de qué lado sopla el viento;
ellas van al mismo lado
hacia donde va su aliento.

Rimando ando, cerca de la primera mirada







Rimando ando, cerca de la primera mirada


Antes de estudiar Zen, las montañas son montañas y los ríos son ríos; mientras estás estudiando Zen, las montañas ya no son montañas y los ríos ya no son ríos; pero una vez que alcanzas la iluminación las montañas son nuevamente montañas y los ríos nuevamente ríos.

Pensamiento zen

Siempre he pensado que la literatura cercana a los más chiquitos es una de las zonas más delicadas y difíciles de alcanzar, tanto para quien escribe como para quien ilustra.

Seguramente hubo un momento en que “miramos” por primera vez un árbol, una flor, un perro. Seguramente esa imagen era fresca, nueva, insólita, sorprendente. También lo eran las palabras “perro”, “flor”, “árbol”, tan difíciles de pronunciar con sus erres y sus eles. Y tan complicadas de escribir.

Después crecimos y a esos sonidos e imágenes se les fueron adhiriendo connotaciones de todo tipo como moluscos y algas en el casco de un barco. Aprendimos las artes de la ironía y del doble sentido. Y si, para colmo, nos dedicamos a la literatura, se sumaron las corrientes en boga y las opiniones especializadas. Flores, perros y árboles fueron metáforas o metonimias, meras aproximaciones a algo que siempre estaba más allá.

No mucha gente logra regresar a esa primera mirada sin perderse en el camino. Se requiere mucho valor y claridad de ideas para animarse a la sencillez sin confundirse con el aniñamiento ñoño (con todas las eñes). Sin embargo, Douglas Wright recupera esa mirada. En Rimando ando, como en el resto de su poesía, las palabras vuelven rotundas, plenas y sonoras, acompañadas en total sintonía por sus dibujos. Si Douglas dice: “Me gusta el mar” sentimos que le gusta con absoluto regocijo para nadar, para jugar, para reír y para soñar. Contagia esas ganas sin vueltas ni complicaciones. La ballena Elena es gorda y es buena. ¿Cómo serán los marcianos? ¿Qué es más bonito que ir con su burrito por la sierra? Y el mago Ciruelo nunca toca el suelo, igual que su padre, igual que su abuelo… Y la bruja Cereza, los mosquitos, los piratas, Ramón el dragón, Dante el elefante, un avión de juguete, soles, estrellas y hasta supermercados.

Como Douglas también es músico, tiene buenísimo oído para la métrica, la rima y el ritmo. Los versos se deslizan sin tropezones. Sabe que, para los chiquitos, cualquier forzamiento de la sintaxis es un puente roto que les hace perder el camino. Elige mantenerse sencillo porque escribe para ellos. Pero esa toma de posición tiene detrás un fundamento que puede verse en “El jardinero mágico”, la notable tira que publica en Imaginaria. Que perros, árboles y flores vuelvan a tener ese resplandor original es producto de un largo trabajo interno y, ¿por qué no?, de una profunda limpieza de corazón.

Me alegra mucho la aparición de Rimando ando en forma de libro. Es un regocijo para el oído y para la vista de los chicos, y podemos confiar en que nos mostrará el camino para regresar, aunque sea un poco, a ser aquellos que fuimos.


Graciela Pérez Aguilar



25 de mayo de 2011

Se está empezando a sentir...


Se está empezando a sentir
el aire fresco de otoño;
un aire que me da ganas
de correr y de saltar,
de saltar y de bailar,
de bailar y festejar
lo que el otoño nos trae,
lo que el otoño nos da.

22 de mayo de 2011

Cada lugar donde llegar...


Cada lugar donde llegar,
cada lugar donde parar,
cada lugar donde pasar;
cada lugar: ése es mi hogar.

21 de mayo de 2011

Las nubes pasan...


Las nubes pasan,
las nubes pasan,
yo me pregunto
adónde irán.

Las nubes pasan,
las nubes pasan,
yo me pregunto
si volverán.

20 de mayo de 2011

¡Mi dentista es un maestro!...


¡Mi dentista es un maestro,
es un capo, es un campeón,
tiene espejitos y tornos
y un fabuloso sillón!

Puertos de mar...


Puertos de mar,
puertos de río,
con sus costaneras
y sus caseríos.

Puertos de río,
puertos de mar:
los puertos son puertas
para navegar.

Siempre llevo mi birome...


Siempre llevo mi birome,
siempre alerta, siempre lista;
ella me avisa si hay
una poesía a la vista.

Siempre llevo mi birome,
simpre lista, siempre alerta;
ella me avisa si hay
una poesía en la puerta.


16 de mayo de 2011

El juego de los disparates

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El juego de los disparates

edebé - España

Colección:
Tren azul - Mis cuentos favoritos

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...

14 de mayo de 2011

El viento


Sopla ruidoso,
sopla con ganas,
golpea el vidrio
de mi ventana.

Agita hojas,
sacude ramas,
revuelve el aire
de la mañana.

13 de mayo de 2011

“Eso” - 3


No hay una forma,
no hay un sistema,
ni hay unas reglas
ni un paso a paso...

Fórmulas claras,
métodos dados,
ésos no sirven,
son un fracaso.

Si eso se atrapa
o se consigue,
lo que hay de “eso”
es muy escaso...

Si eso se logra
o si se adquiere,
eso no es “eso”:
ése es el caso.


“Eso” - 2


Buscarlo es perderlo,
soltarlo es tenerlo;
dejarlo, dejarlo,
mirarlo: ¡y verlo!


12 de mayo de 2011

Igual que las hojas...


Igual que las hojas,
marrón y amarillo;
claro como el cielo,
radiante, con brillo...

Así ando en otoño,
calmo, luminoso;
igual que el paisaje,
yo estoy en reposo.


Va pasando, va pasando...


Va pasando, va pasando,
va pasando el día de hoy;
y cuando llega la noche,
él nos dice: “ya me voy”.

10 de mayo de 2011

El ladrido de un perro...


El ladrido de un perro,
el motor de algún coche,
lejos, una bocina:
los ruidos de la noche...


Las hojas de otoño...


Las hojas de otoño
que están en el suelo,
cuando llega el viento,
levantan el vuelo.


9 de mayo de 2011

Es de noche y el lago...


Es de noche y el lago,
el lago está dormido;
las estrellas le cantan,
le cantan al oído.


7 de mayo de 2011

Cada vez que viajo en barco


Cada vez que viajo en barco
los ojos se me hacen mar;
y el aire tiene un perfume
que da gusto respirar.




Arriba, tan sólo el cielo;
abajo, tan sólo el mar;
y en el medio, en mi barquito,
yo ando dele navegar.




Cada vez que viajo en barco
toda mi piel se hace mar;
el viento le hace cosquillas,
la sal me la hace picar.




No quiero islas de piratas
ni tampoco naufragar;
yo sólo quiero, en mi barco,
navegar y navegar.




Cada vez que viajo en barco
la vida se me hace mar;
la vida tiene un perfume
que da gusto respirar.


Me voy de vacaciones


Me voy de vacaciones.
¿Adónde? ¿A qué lugar?
Me voy de vacaciones
donde pueda jugar.

Me voy de vacaciones.
¿Adónde? ¿A qué país?
Me voy de vacaciones
donde sea feliz.

Me voy de vacaciones.
¿Adónde? ¿Adónde ir?
Donde, de vacaciones,
siempre pueda vivir.

6 de mayo de 2011

A la otra orilla...


A la otra orilla
yo quiero llegar;
a la otra orilla
yo quiero llegar.

Hay un sólo modo,
hay un sólo modo,
hay un sólo modo:
¡ponerme a nadar!

Mi dentista es un artista...


Mi dentista es un artista:
él hace que no me duela
cuando me arregla algún diente
o me saca alguna muela.

5 de mayo de 2011

Repito palabras



Repito, repito, repito, repito,
repito palabras una y otra vez;
repito a la una, repito a las dos,
repito a la una, a las dos y a las tres.

Me gusta, me gusta, me gusta, me gusta,
me gusta escucharlas una y otra vez;
una y una y una, dos y dos y dos,
una y una y una, una, dos y tres.

El ritmo, el ritmo, el ritmo, el ritmo,
el ritmo resuena una y otra vez;
el ritmo retumba, el ritmo resuena,
el ritmo retumba uno, dos y tres.

Una y una y una, una y una y una,
una y una y una, una y otra vez;
una y una y una, una y una y una,
una y una y una, una, dos y tres.

4 de mayo de 2011

No necesito montañas...


No necesito montañas
con picos llenos de hielo;
con estas nubes me alcanza,
éstas que andan por el cielo.


Una cordillera blanca...


Una cordillera blanca
con cien montañas nevadas.
Una cordillera blanca:
¡eran nubes que pasaban!

2 de mayo de 2011

Naranja, el sol de la tarde...




Naranja, el sol de la tarde
tiñe todo el paraíso
que está sobre la vereda
justo enfrente de mi casa.

Rojo, el cielo de la tarde,
de a poco, se va apagando;
el paraíso se queda,
es la tarde la que pasa.


El árbol frente a mi casa...


El árbol frente a mi casa
está amarillo de sol;
las ramas, las hojas, todo,
todo de un mismo color.