En mi tren imaginario
En mi tren imaginario
ando recorriendo el mundo,
a las montañas me trepo,
en los túneles me hundo.
(Algunos vagones tienen
el aspecto de castillos,
con gruesos muros de piedra
y altas torres de ladrillo.)
En mi tren imaginario
recorro todo el planeta,
cruzo llanuras y valles,
ando por amplias mesetas.
(Otros vagones parecen
como la carpa de un circo,
de esos circos de mi
infancia,
de esos de cuando era chico.)
En mi tren imaginario
doy vueltas por todos lados,
el tren nunca se está quieto,
el tren nunca está parado.
(Hay vagones transparentes,
como esferas de cristal,
y otros, cuadrados, pesados,
de durísimo metal.)
En mi tren imaginario
doy vueltas por todas partes,
el dar vueltas y más vueltas,
ése es su oficio, su arte.
(Hay vagones como casas
con verja blanca y jardín,
y hay vagones como plazas
con senderos con verdín.)
En mi tren imaginario
me voy un rato al pasado
y visito los lugares
aquellos por los que he
andado.
(Hay vagones a montones,
nunca los pude contar,
y siempre se están cambiando,
cambiándose de lugar.)
En mi tren imaginario
me voy un rato al futuro,
y siempre encuentro algo
nuevo,
¡eso sí que es seguro!
(Los vagones se deslizan,
casi silenciosamente,
sobre ruedas que son luces
brillantes, fosforescentes.)
En mi tren imaginario,
en mi tren de fantasía,
ando y ando por el mundo,
ando y ando por la vida.
(Los vagones van rodando,
alegre, serenamente,
sobre una vía celeste,
de un celeste transparente.)
En mi tren imaginario
yo me imagino, también,
que no soy un pasajero,
que yo no soy un turista:
¡soy el mismísimo tren!
Douglas Wright