¡Qué rico olor que tenían las manzanas del jardín!; un olor a campo dulce, a tierra, pasto y verdín, como el olor de la lluvia, como el olor del jazmín.
¡Qué rico gusto tenían las manzanas de mi casa!; un gusto fresco y alegre como el aire de la plaza; un gusto que te acaricia, que te besa y que te abraza.
¡Qué lindo ruido que hacían la manzanas de la huerta! cuando les daba un mordisco con toda la boca abierta; un ruido como de pasos sobre una calle desierta.
¡Qué color fuerte tenían las manzanas de mi infancia!; un rojo intenso, radiante, que brillaba a la distancia; rojo cielo, rojo fuego: rojo y rojo en abundancia.