¡Ah, veo la luz del sol!
¡Ah, veo la luz del sol
posarse en las hojas verdes
del gran álamo gigante,
ese que vive aquí enfrente!
¡Ah, veo la luz del sol
andar por las tejas rojas,
por las paredes, la calle,
las veredas de baldosas!
¡Ah, veo la luz del sol
sacarle blancos reflejos
al charquito del cordón
como si fuera un espejo!
¡Ah, veo la luz del sol
jugando en los parabrisas,
los balcones, las terrazas,
las ventanas, las cornisas!
¡Ah, veo la luz del sol
agujereando la sombra
del fresno sobre el asfalto
con lucecitas redondas!
¡Ah, veo la luz del sol
y pienso: “es inteligente”!;
¿cómo sabe adónde ir,
dónde posarse y brillar,
para alegrar con su luz
el corazón de las cosas
y el corazón de la gente?
Douglas Wright
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