Cuando las poesías
quieran
Por
una poesía, dejo
todo
lo que debo hacer:
el
café de la mañana,
las
compras del mediodía,
paseo
al atardecer.
Por
una poesía, dejo
todo
aquello que es urgente,
así
que: café sin leche,
copa
de vino sin vino,
limpieza
sin detergente.
Por
una poesía, dejo
las
tareas cotidianas;
ya
habrá tiempo para todo
—café
con leche, limpieza,
compras,
paseos y vino—
cuando
las poesías quieran
descansar
todas sus ganas.
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