Mir y yo - (“Mir me quiere...”)
“Mir me quiere,
Mir me ama,
Mir me
cuida,
Mir me
calma.”
Así estaba
escrito, esta mañana, en todos los árboles de la plaza (de la plaza de mi
planeta, de la plaza de mi casa).
¿Quién fue?
¿Quién lo escribió? No fui yo, pensé (pero debo haberlo pensado en voz alta
porque los pájaros de mi planeta-plaza salieron volando).
“Mir me
quiere,
Mir me
mima,
Mir me
cuida,
Mir me
arrima”,
pensé yo (y
pensé que “arrima” rima con “mima” —que “arrima” rima, volví a pensar). (Y que
“arrima” mima, también.)
Pensador:
bastante. Caminate de plazas y de otoños: muchísimo. Poeta: casi nada (pensé en
voz baja —ahora que los pájaros habían vuelto a las ramas).
“Mir me
quiere,
Mir me ama,
Mir me cuida,
Mir me
calma”,
apareció
escrito, y no fui yo.
Alguien o
algo, que sabe de mis preocupaciones (y espía mis pesadillas), me quiso dejar
un mensaje, y me lo dejó: en cada árbol de la plaza de mi planeta de otoños. (¡Y
qué lindo fue encontrar el mensaje, esta mañana, cuando salí a caminar!)
Escrito con
letras de aire y con letras de sol, como cosquillas en los troncos de los
árboles:
“Mir me
quiere,
Mir me ama,
Mir me
cuida...”
Douglas Wright
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