4 de abril de 2011

Luciano y su mamá - VIII




Los nombres de los días


—Mamá, decime, ¿por qué llamamos "hoy" al día de hoy, si mañana lo vamos a llamar "ayer"? —Luciano miraba fijamente a su mamá que estaba sentada frente al escritorio del estudio. Con una expresión seria, ella leía atentamente un papel con mucho texto escrito en letra chica.
—Son nombres relativos, Luciano. No absolutos. No definitivos —respondió la mamá mientras firmaba el papel.
—Entonces podríamos llamarlo "ayer" al día de hoy. Así mañana conservaría el mismo nombre. ¿No te parece? —Luciano se había acercado más y la miraba con insistencia.
—Me parece complicado, Lú —respondió la mamá. Cerró la lapicera y la apoyó sobre el escritorio.
—¿No es más complicado que los días cambien siempre de nombre? También el día de “mañana”, mañana se va a llamar "hoy".
—Es muy cierto.
—¿No sería mejor que cada día tuviese un nombre, como Tomás, Martín o Mariana?
La mamá le prestaba a Luciano toda su atención. Dijo:
—Sería bueno. Podríamos llamarlos “Lunes”, “Martes” y “Miércoles”. ¿Qué te parece?
—Buenísimo. Sos un genio, mamá. Pero yo conozco a dos chicos que se llaman Tomás, y a tres que se llaman Martín.
—Entonces, Lucín, para que no haya dudas, les agregamos un número y un apellido. Por ejemplo: “Lunes, cuatro, de Enero”.
—Ahora sí que está todo resuelto, má —dijo Luciano, con entusiasmo.
—Me alegro, hijo.
Luciano dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta. A mitad de camino se detuvo y dijo:
—Me voy a jugar con... ¿cómo se llama el día de hoy?
—“Miércoles”, Lú. “Miércoles, siete, de Mayo”.
—Voy a jugar todo el día con “Miércoles, siete, de Mayo”, entonces. Chau, má —Luciano abrió la puerta del estudio y salió. La mamá continuó estudiando el papel escrito con letra chica. Ahora sonreía.


Douglas Wright

2 comentarios: