Como una sinfonía
El
árbol frente a mi casa
me
dicta una poesía,
que
yo anoto con cuidado
con
lápiz y tinta china.
El
árbol frente a mi casa
me
dicta una poesía,
una
poesía de sol,
una
poesía de brisa.
El
árbol frente a mi casa
me
dicta una poesía,
verde,
naranja y marrón
—verde,
verde y amarilla.
El
árbol frente a mi casa
me
dicta una poesía,
una
poesía sin tiempo,
una
poesía sin prisa.
El
árbol frente a mi casa
me
dicta una poesía,
una
poesía de luz,
una
poesía de vida.
El
árbol frente a mi casa
me
dicta una poesía
que
va sonando en sus hojas,
que
va sonando en sus ramas
—en
su tronco, sus raíces—
como
una sinfonía.
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