Golosinas que se comen en el cine.
La más Golocine de las golosinas: el pochoclo (palomitas de maíz,
pororó o popcorn, como prefieran).
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7HMxvVTfGs1TbghqVyLNe4nJvcpX3V1gxjqSp64nTYCkwGxb1ROTSr3s8OV6l7sZIcSAct1GLOpX5qQNoele2MJAePpKWDCVhAZILNteAp1INteVGWw3V__sKTTJBGuPoC3ezdERRX0s/s320/Golocines-1-sm.jpg)
Pero no siempre fue así...
Años atrás (muchos, muchos, muchos años atrás),
las Golocines eran los Sugus masticables, el maní con chocolate
y los bombones helados.
Y así lo pregonaba, entre película y película (ya que daban
dos o tres películas por función): el Golocinero.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5Ru_ahUWn6VP4FdbhjvOEBkC7D8NHqjz24lIHTwpnrc6Rg1RZ37v7sUkWac-yIoQs6BoNd_qk7gbVQw_IFy1HKAYbcn84qHQRR7FvkgL7EAgzfneK_0J0fXDDSpBb6Bct1lR7dao4T1Y/s320/Golocines-2-sm.jpg)
Pensándolo bien -y ahora, a la distancia- no estamos seguros
de que ese personaje existiera en realidad...
Tal vez era un invento de nuestra imaginación infantil:
si lo que ocurría en las películas “pasaba de verdad”, ¿por qué
no podía ser una ficción ese personaje?
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