Como la primera lluvia
Todavía me acuerdo de la primera lluvia, de la primera
lluvia que vi. Era como pedacitos de cielo, finitos y brillantes, que caían
sobre la tierra, sobre el pasto, sobre el patio. La lluvia, ruidosa y rítmica,
caía sobre todo.
Todavía me acuerdo del primer sol, del primer sol que vi. Era
como un agujero en el cielo, un agujero de luz. El sol, callado y poderoso,
brillaba sobre todo.
Todavía me acuerdo de la primera noche estrellada (igualita
—idéntica— a la primera noche estrellada de todos los tiempos). (No era
ausencia de luz sino presencia de oscuridad lo que andaba en el aire —una
oscuridad profunda, radiante).
Y del primer pájaro (diciendo “se puede”, “volar se puede”).
Y de las primeras nubes (como montañas flotantes), y del
primer árbol (como una mano de la tierra saludando al cielo).
Cierro los ojos y ¡ah!, casi me acuerdo del primer yo, del
primer yo que fui...: como el primer sol, como el primer cielo, como la primera
lluvia.
Douglas Wright
¡Hermoso! Soy docente de Nivel Inicial y hace unos años me encontré con sus poesías y canciones que leía a mis alumnos de salita de 2 años. Por un tiempo lo perdí, pero hoy lo recordé, lo busqué y lo encontré. ¡Espero no perderme otra vez!
ResponderEliminarGracias, Betiana...
ResponderEliminarPor el reencuentro!
Saludos!
Douglas.