27 de julio de 2013

Los misterios de la abuela Agatha - El caso de las catorce esposas





Los misterios de la abuela Agatha
  
El caso de las catorce esposas



Nadie se había dado cuenta de que Sir Henry Wimpole del condado de Sussex tenía catorce esposas salvo la abuela Agatha.

Algunas cuestiones llamaron la atención a su ojo inquieto.

1. Las catorce mujeres que vivían en la mansión Wimpole (del condado de Sussex) se llamaban Mary: Mary Wimpole. Todas.

2. En la parte central de la planta alta había una habitación con un cartelito en la puerta con la inscripción “H. W.” (“Henry Wimpole, sin duda”, pensó la abuela Agatha) y siete habitaciones a cada lado —siete en el ala derecha y siete en el ala izquierda de la misma planta. Cada habitación contaba también con un cartelito en la puerta con inscripciones que iban desde “M 1” hasta “M 14”. (“M 1”, “M 2”, “M 3” hasta llegar a “M 7”, hacia la derecha; “M 8”, “M 9”, “M 10” hasta llegar a “M 14”, hacia la izquierda.)

“Bonito, simétrico, pero raro”, pensó Agatha. “Una, puede ser.” “Dos, tres y hasta siete, tal vez.” “¡Pero catorce!” “Aquí hay algo raro, muy raro”, volvió a pensar. (Aunque pensamos —intuímos, en realidad— que fue más intuición que pensamiento.)

3. El hecho de que todas se llamaran “Mary” le recordó que Sir Henry era famoso por dos cosas (aunque algunos opinan que era una sola): su falta de memoria y su extraño sentido del humor.

4. Otra cuestión llamó la atención de la abuela Agatha: las catorce mujeres eran de distintas nacionalidades y hablaban idiomas diferentes. (“¡Catorce nacionalidades, catorce idiomas! Hmmm...”, pensó Agatha.)

Buscando, buceando, chequeando en los archivos parroquiales (cruzando referencia, como dicen ellos) la abuela Agatha descubrió que una vez al año, en la misma fecha, Sir Henry concurría a la vicaría a casarse, otra vez (una y otra vez...), con Mary Wimpole.

El vicario lo había notado, y el notario también (después de todo, ése era su oficio), pero lo atribuyeron a la falta de memoria de Sir Henry. (También notaron que las mujeres eran diferentes cada vez, pero todos saben lo reservados que son los ingleses—en especial los vicarios y los notarios— en estos asuntos.)

Resultado: Sir Henry era el asesino, sin duda, aunque en este caso no se hubiera cometido un asesinato.

Epílogo.

Cada vez que la abuela Agatha se refiere a “El caso de las catorce esposas”, el condado aludido es el de “Su-Sex” (el de sir Henry, suponemos).

(Aquí es donde vienen los créditos del final pero, como ésta es una versión pirata, han sido eliminados...) (Un misterio más para la abuela Agatha, pensamos.)

 
Douglas Wright


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