23 de enero de 2012

Las esculturas son duras



La plaza que está en mi barrio
está llena de esculturas;
de mármol, de bronce o piedra,
todas son requeteduras.

En una, un hombre a caballo,
que tiene en la mano un sable,
está muy serio y callado
por más que yo le hable y le hable.

Y un señor de pelo largo
—la mano apuntando al suelo—
no se mueve aunque, en tormenta,
se le caiga encima el cielo.

Esta señora robusta
es “Diana, la cazadora”;
arco y flecha, preparados,
lleva siempre, a toda hora.

Un emperador romano
tiene hojas de laurel
que forman en su cabeza
una corona para él.



Hay estatuas de escritores
y estatuas de caballeros,
hay estatuas bien macizas
y otras llenas de agujeros.

Como las estatuas quietas
que viven en esta plaza,
yo juego a ser una estatua
en el patio de mi casa.


2 comentarios:

  1. Hola Douglas, muchos días sin pasar por ésta tu casa, pero como siempre...un placer y muchas sonrisas. Un abrazo

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  2. Hola Merche...

    "Placer y sonrisas": ¡muy bueno!

    Gracias.


    Un abrazo.


    Douglas.

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