4 de abril de 2011
Luciano y su mamá - V
La cuestión de la edad
El periódico doblado dibujó un arco perfecto sobre la cerca del jardín del frente de la casa de Luciano para caer en la galería y topar contra la puerta de entrada con un seco “flop”. “Un tiro perfecto”, pensó Luciano mientras el repartidor de periódicos le guiñaba un ojo desde la bicicleta en movimiento. Luciano iba de la mano de su mamá rumbo a la escuela. El sol de la mañana le sacaba reflejos brillantes a su mochila verde.
—Má, ¿vos alguna vez fuiste chica? —le preguntó Luciano.
—Sí, Luciano, yo también fui chica, como vos. —Luciano sentía la presión suave y firme de la mano de su mamá a través del guante de lana.
—¡Pero yo no soy chica, mamá! Yo soy un chico.
—Me refiero a que tenía pocos años, como vos.
—Ah. ¿Y a que edad naciste?
—A ninguna edad, Luciano. Primero nací y fui un bebé. Después fui creciendo, y cumpliendo años, como todos —explicó la mamá. Con la mano libre respondía el saludo de una vecina que había salido a recoger su periódico.
—¿También fuiste un bebé? —preguntó Luciano.
—Sí, Luciano. Increíble, ¿no?
—Totalmente. ¿Y quién era tu mamá? —habían llegado a la esquina y esperaban el cambio del semáforo para cruzar.
—La abuela era mi mamá. Y todavía lo es.
—¿La abuela?
—Sí, la abuela era más joven en esa época, más o menos como yo ahora, y era mi mamá.
—¿La abuela era más joven? —la cara de Luciano reflejaba un gran asombro.
—Parece mentira, ¿no?
—Sí. Como una película de Ciencia Ficción.
El semáforo dio la luz verde, los autos se detuvieron ante la senda peatonal, y Luciano y su mamá comenzaron a cruzar:
—Sí, Lú... de Ciencia Ficción.
Douglas Wright
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario