Con la cabeza en el
cielo
El
tipo estaba parado
como
“de aquí no me muevo”,
con
la cabeza en el cielo
y
los pies bien en el suelo.
Nos
miramos un buen rato,
nos
miramos en silencio,
y
conversamos un poco
como
con la voz del viento.
El
tipo siguió parado,
ese
era su destino,
yo,
árbol en movimiento,
seguí
mi destino propio,
seguí
mi propio camino.
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