Con risa de árbol
Los árboles
de la plaza,
quietos,
callados, me esperan;
ellos me
cuentan sus cuitas
y yo les
cuento mis penas.
Los árboles
de la plaza
siempre me
están esperando;
y así es
como nos hablamos:
callando,
nomás, callando.
Los árboles
de la plaza
me esperan
quietos, callados;
y yo,
también en silencio,
aquí, en un
banco, sentado.
Los árboles
de la plaza
me cantan
sus alegrías;
y yo, con
risa de árbol,
también les
canto las mías.
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