Un “árbol invitable”
(—por decirlo de
algún modo—)
Están
los árboles fijos,
esos
del plantel estable,
y
también hay un lugar
—por
decirlo de algún modo—
para
un “árbol invitable”.
De
vez en cuando, yo soy
ese
árbol invitado,
sentado,
aquí, en este banco
—por
decirlo de algún modo—
para
ese fin reservado.
Yo
soy un árbol que anda,
como
un árbol de visita,
entre
los árboles fijos,
esos
del plantel estable
que
me reciben callados
—por
decirlo de algún modo—
cuando
yo acudo a la cita.
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