Cuando camino,
acaricio
Cuando
camino, acaricio
las
veredas de mi cuadra
—con
los pies, con la mirada,
con
el corazón y el alma.
Cuando
camino, acaricio
el
paisaje de mi barrio
—los
árboles, los tejados,
el
pastito de la plaza
y
ese cielo despejado:
¡qué
magnífico escenario!
Cuando
camino, acaricio
todo
lo que me rodea
—y
el afuera se hace adentro,
y
el adentro se hace afuera,
en
un oscilar tranquilo
como
el de una marea.
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