Éste es el protagonista
principal de esta poesía
(alto, rubio, reluciente,
montado en un potro blanco,
de barbilla prominente
y mucha plata en el banco),
que se muere un poco antes
de llegar a la mitad;
y este otro personaje,
que es un actor secundario
(amable con todo el mundo,
tan humilde, tan modesto,
con un corazón fecundo
lleno de valor y arresto),
es aquél que finalmente
la protagonizará.
Ése que es el importante,
el que es el protagonista,
es un tipo muy, muy malo,
al que nadie extrañará;
pero el actor secundario
que prosigue con la historia
es tan, pero tan, tan bueno,
que nadie lo olvidará.
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