Sastre que hace todo mal.
Además de confeccionar unos trajes espantosos, es un peligro
manejando las tijeras y los alfileres, que terminan clavados en las
muñecas y los tobillos de los clientes.
Un diálogo frecuente entre un Desastre y su cliente es el siguiente.
Cliente:
-¡Áuch!
Desastre:
-¡Úps!
A veces la conversación termina con el “DIIIRUUUU-DIIIRUUUU”
de una ambulancia.
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