En verano había un Van Gogh
justo frente a mi ventana,
lleno de luz amarilla
que vibraba, que estallaba.
En otoño hay un Pissarro
lleno de ramas doradas
recortadas contra un cielo
cruzado por nubes blancas
que se pierden por detrás
de un horizonte de casas.
En verano era Van Gogh
el que estaba en mi ventana,
ahora Camille Pissarro
me espera cada mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario