Gorriones traviesos
llegan a mi casa,
bajan hasta el patio,
van por la terraza.
Inquietos y alegres
van revoloteando,
volando bajito,
saltando y cantando.
Gorriones traviesos
frente a mi ventana,
ellos son la fiesta
de cada mañana.
Juegan, juegan, juegan,
juegan como chicos;
juegan con sus alas,
juegan con sus picos.
Gorriones traviesos
aquí, en mi balcón;
yo también, como ellos:
¡quiero ser gorrión!
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