26 de agosto de 2010
En el balcón de mi casa
Vivo en una casa
que tiene un balcón;
un balcón que da a la calle,
un balcón que da a la vida,
justo sobre una cortada,
muy cerca de una avenida.
Vivo en una casa
que tiene un balcón;
los árboles lo acarician,
un farol brilla en la esquina,
y a cada rato se asoma
el gato de la vecina.
Vivo en una casa
que tiene un balcón;
le da el sol de la mañana,
le da el sol del mediodía
y le da el sol de la tarde:
el sol brilla todo el día.
Vivo en una casa
que tiene un balcón;
la ropa, flameando al sol,
está en los otros balcones:
medias, camisas, remeras,
y hasta un par de pantalones.
Vivo en una casa
que tiene un balcón;
un montón de pajaritos
pasan en rasante vuelo,
unos, por entre las ramas,
otros, muy cerca del suelo.
Vivo en una casa
que tiene un balcón;
por la noche, los aviones
vuelan sobre la arboleda,
por el cielo ellos se van
pero la luna se queda.
Vivo en una casa
que tiene un balcón;
la mañana del domingo
muy quieta y tranquila pasa,
y el silencio es más silencio
en el balcón de mi casa.
21 de agosto de 2010
Con cuatro ruedas chiquitas...
14 de agosto de 2010
¡Hola, hola! ¿Cómo estás?
¡Hola, hola! ¡Hola, hola!
¡Hola, hola! ¿Cómo estás?
¡Hola, hola! Te pregunto,
te pregunto: ¿cómo estás?
Estoy como el sol
que brilla de día;
contento, radiante,
con mucha alegría.
Estoy como el cielo
cuando está nublado;
apagado, triste
y un poco enojado.
Estoy todo rojo,
igual que la tarde
cuando el cielo entero
parece que arde.
Estoy muy azul,
de un azul profundo,
cuando por la noche
en sueños me hundo.
¡Hola, hola! ¡Hola, hola!
¡Hola, hola! ¿Cómo estás?
¡Hola, hola! Te pregunto,
te pregunto: ¿cómo estás?